Después de la entrada anterior donde me prometía sin promesa alguna volver a escribir, he quedado en total ridículo por años (literalmente) y aunque no me interesa enmendarlo, ciertamente he vuelto por acá porque las circunstancias lo permiten y mi voluntad lo fomenta.

El año pasado, 2023, fue un año lleno de aprendizajes tan forzados y tremendos, que escribir se volvió tan lejano como el pobre planetoide Plutón.

Ciertos proyectos actuales me han traído de vuelta con la firme intención de no volver a fallar en mi empeño. Me arriesgo de nuevo al ridículo, al que ya no le tengo miedo, y pongo aquí una piedra fundacional de lo que sea que venga para mí.

Et vale.

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